martes, 18 de enero de 2011

Negro.


Y ahora, cambiaron mi alma por una que aparenta descubrimiento y buenos sentimientos. Ahora, sólo quedan los recuerdos del silencio, sólo queda respirar.

Tan única, tan especial, tan rara, pero tan real… permanecen las actitudes, las visiones, los sueños. Permanecen en la memoria melancólica, pero que resulta ser tan bella, bella como ninguna, bella como su estrella. Por más que intento descartar, no alejo la culpa, aquella que se sumergía con migajas de cariño.

Sostuve entre mis manos un corazón herido, y al observar noté rastros de oro, desplegaba sin fuerza alas para volar, al pié de mi montaña…

-si pudiera entregar mis fuerzas para que volaras… Pronunciaba mi boca inquieta por desesperación al ver a este corazón seguir latiendo despacio, cada vez más despacio.

Horas y horas pasaron sin encontrar solución, aquel corazón moría.

En medio de un oasis púrpura, deslizo un manto para descansar, estaba agotada... miré a un lado y noté pequeñas granulas de oro desprendiéndose de mi dulce amigo. Lo aferré con fuerza a mi pecho mientras mis lagrimas lo cubrían, le pedía que no se fuera!, que no me dejara, que si se iba, me llevara con él… una vez más intentó abrir sus alas, intento fallido.

Llega la mañana, despierto, miro a mi lado, seguía ahí. Entre alivios y suspiros levanté mi alma cambiada, decidida a no pecar otra vez. En un acto, introducía en mí, aquel corazón, para darle vigor… para que lograra sobrevivir.

Pasaron minutos, cuando me ví caer… por ese corazón, que dejaba de latir.

1 comentario:

  1. y lentamente su corazon se detuvo , ambos corazones dejaban de latir el de ella por tratar de darle vida al de el y el de el porque no queria seguir viviendo y lentamente ambos murieron y solo quedara un lindo recuerdo

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