martes, 27 de diciembre de 2011

New year


Duermo entumecida en los recuerdos de los vientos otoñales, juego hundida en la venganza encontrando el desamor en cada pesar, intimido a mis entrañas preguntando por su existencia y relajo mis pies flotando sobre el mar.

Sueños de pasión, tormentos nubosos… bajo mis cenizas encuentro pulgadas de agonía, presencio mi niñez tardía cuestionando razones por poder. Tanta incertidumbre enclaustrada y perturbada intentado saciar aquel insomnio que mantiene despierta mi mente mientras sueño.

Amistad creada por corazones rotos, lazos mentirosos que dejan paso a la maldad, a la crueldad y a la angustia al no saber que viene en sus caminos. Decisiones indecisas, pensamientos vanos acorralados en un Te amo…

- Eres tú, no soy yo

- Soy yo, no eres tú

- no me sueltes…

- Mira…

Los ojos que aquellos muertos están tatuados en piel, congelando la intriga y las ganas de seguir, las voces silenciosas de una cuidad quieta por la inmensidad de la multitud, miles de horas pasan antes de que tu ausencia seduzca lo que queda de mi cuerpo. Los colores de aquella alfombra se destiñen al pasar los minutos y permanezco quieta inmune a sus encantos. Rojo, verde y un toque de negro se mezclan sin juntarse para preparar el tinte de aquellas lágrimas engorrosas que salen de mis ojos.

Miro el silencio de tu voz y respiro la música de tus labios, sonrío ante la desdicha del recuerdo y pienso en las flores que cubrirán mi entierro.

domingo, 11 de diciembre de 2011


Cierro los ojos perdidos para mirar con mayor claridad, me perturba sentirme ajena y más aún algo estúpida. Condeno los actos misteriosos, nunca me han agradado las sorpresas.

Nudos quietos en gargantas de algodón, entumecidas por el viento seco que ligeramente pasa por aquí. Tengo rabia, si… eso es, Rabia, una acumulación de ella que nadie podría soportar y que de pronto siento que me hará explotar.

Una y otra vez persigo las razones por las cuales sigo creyendo, sigo amando, sigo soñando… una y otra vez tropiezo y tropiezo con las mismas piedras que tanto estorban en mi camino y ni siquiera alcanzo a notarlo. Llegó el momento de enfrentar la decepción, el pesar y comenzar a eliminar, a quitar esas manchas desvanecidas de miel que se posan quietas en mi piel, a sabotear todo rastro de pasión traicionera, de mentiras verdaderas… Reconocer quienes permanecen para quedarse a pesar de la tormenta, y decir adiós a los que vienen y van, presumir sonrisas en torno a un funeral y pretender sufrir por egoísmo.

Siluetas abundan en estos lugares desiertos, inquietantemente busco cobijo cuando todo a mi alrededor es de espuma, quizás solo necesito una manta puesta en un árbol… quizás solo necesito empezar a vivir por mí.

Odiarte es el camino más fácil para llegar a ti. Amarme es el método menos adecuado para hacerme feliz.