lunes, 9 de mayo de 2011


Explícame con gestos absurdos el cómo lograr llegar hasta ti sin tener que ahogarme en el intento…

Sentada en lo que ella llamaba escritorio tragaba lagrimas negras y fumaba hachís, trataba de imaginar sus dedos hechos plumas derramando tinta azul mientras convertían letras. Nadie entendía por qué se cegaba al pensar en el amor, en la esperanza, en un futuro… Nadie entendía cómo vivía a cuestas de remordimiento por ella misma, de sufrimiento implacable que varias veces la habían llevado a tomar decisiones drásticas, era su esencia la que la salvaba, sus labios y sus manos la intimidaban y lograba refugiarse en ello para seguir existiendo, nadie lo comprendía… a nadie nunca le importó.

Página 10, levanta su cabeza algo aturdida y decidida va en busca de un café, siente que no necesita más, se preocupa del presente. Recorre pasillos húmedos por el sereno de la madrugada y detiene su mirada en uno de los cuadros lejanos a la cocina, siempre tuvo una conexión única con Dalí… Vuelve al punto de partida.

Su mano agrietada por el frío, comienza nuevamente a desplegarse en el papel, ésta vez para describir lo que percibía al estar en su rincón, pensaba en su casa, en su jardín, en todo lo que había conseguido con esfuerzo y sin la necesidad de admiración de alguien, recordaba melodías que se volvieron únicas al marcar momentos, recordaba rosas secas al lado de su estufa y rastros de pasión en sus sábanas… ríe al darse cuenta que en lo último abundan telarañas. Fue su decisión, lo es… y lo será.

Pasan horas y deja su última pluma en el tintero, termina su vida con una carcajada de alivio y estira sus brazos en señal de satisfacción. “Ya es hora” dice sin tartamudear, camina hacia el baño mientras se desnudaba en el camino, le encantaba sentir la complicidad del agua cuando recorría su cuerpo, todo era lo último… Debía disfrutarlo.

Un minuto más para una advertencia, la demente ha dejado su vida en manos de aquellos que la torturaron inconcientemente, se ha entregado a sus cuadros, a su música, a su droga y a sus recuerdos, permanece con ellos dejando legados de armonía sin demora… Todo aquel que la imagine la recordará, aunque en sus planes no haya estado que vivieran junto a ella.