jueves, 23 de agosto de 2012

.


Y pues el tiempo recobra con mérito lo que por meses se esfumó. Mi bien, si contara con detalles cada una de las cosas por las que estos meses se volvieron eternos en el silencio, en la desdicha de su sequía, que pertinentemente recurre a una lluvia de ideas destrozadas en 3 minutos que dura su canción.

 El desierto que enterró el rencor, la codicia y el amor fue el mismo que me mantiene hoy hundida en una catarsis de emociones clandestinas y vaporosas, si te dijera lo difícil que es sentirse ajena cuando lo único que quería lograr era serlo distinguidamente. Me gustaría acercarme a tus ojos como cuando respiraba en tu nariz, cuando tus espejos cantaban las ansias por querer ser lo que intentas; me gustaría decir que las cosas siguen bien aquí, llenarte de sonrisas rasguñadas y decirte lo mucho que te extraño sin tener que ver llover.

Recuerdas las canciones en los atardeceres que brillaban al ver un centavo bajo una nube?. Los años no pasan en vano, y pues a veces me gustaría que los recuerdos si lo hicieran. Estabas tan lejos que lograba distinguir tu sombra entre la muchedumbre escombrosa que recorre esta ciudad, pero ha pasado el tiempo y siento que ni siquiera podría reconocer tu voz en mi oído, irónicamente lo contrario a lo que la realidad muestra, el tenerte en frente… No pretendo con estas palabras llenar tu corazón de congoja, ni menos tenerte aferrado a la perdición por algunos minutos, sólo sentí la necesidad de abrazar desgarradamente la verdad y tratar de explicarte en formulas métricas lo mucho que necesito mirarme en esos espejos otra vez, esos que algún día dije odiar. Necesito demostrarte con lo que mejor sé hacer que sin ti no soy, aunque la espada juegue a tu favor. Mátame si la vida te lo pide, solo no olvides enterrarme viva en un comienzo. Y pues el tiempo lo ha dicho todo, todo aquello que quizás no se quería escuchar, todo aquello que el viento susurraba al vernos pasar, odiándonos mientras los brazos nos llamaban a amar. No quiero conseguir nada más de ti que todo lo que ya me haz dado, no quiero a nadie como tu, no concibo la idea de odiar amando a otro ser que quiera alcanzar el umbral de dolor al que he llegado.

 Al término, solo queda ese alivio desnutrido de piedad que a gritos te pide ser feliz, por mi, por ti, por ese futuro que planeamos entre bostezos de maría de la paz.

 Estás a kilómetros, pero puedo sentirte aquí, colmando mis lágrimas.

 Qué fue de ti?.-

 Te amo, repudio y extraño.