domingo, 6 de marzo de 2011


Sin interrogantes afirmo el día en que todo volvió atrás, sin preámbulos accedo a la misericordia que tienen tus palabras escritas con sal, que hieren anhelos por un despertar en paz.

Ésta guerra está en tus manos, sólo falta que encuentres oponente, juega hasta ganar… hasta que sobrepases lo que sientes para dar a conocer con orgullo tu soledad. Reencuentros inesperados que terminan en adioses fortuitos, desconocidos y efímeros. Sólo necesitaba de ese día para comprender lo incompleto, ese día en qué todo era oscuro y truculento, ese día en que realmente necesitada de ti. Si tan sólo bastaran las palabras…

Ya no recuerdo lo que significa dos, aunque inevitablemente me sienta unida a un alma descarada; tantos poemas expresados desde raíz, tantas ramas sin rumbo, al cielo van y vuelven para hundir su cola en la tierra… aquella tierra infértil. Mueren desangradas al no poder escapar, ni menos arrepentirse, solo queda lastima mezclada con ternura que muestran mis ojos al ver su triste realidad.

Cómo me gustaría poder descifrar tus labios, sin que estos estén sellados.

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